Por David Arias Weil, Rabino y Vicepresidente II de la CCHIL

Tener mucho o tenerlo todo.

Hay una gran diferencia entre tener mucho y tenerlo todo.

Hay personas sobre las que podemos decir, o incluso sobre nosotros mismos, que tienen mucho en la vida, muchos recursos, mucho dinero, muchos amigos, mucha familia… Tienen mucho.

A veces podemos decir sobre algunas personas que lo tienen todo, incluso sobre nosotros mismos, tenemos todo lo que necesitamos.

La diferencia entre ambas visiones es grande y nace desde la forma en la que nos relacionamos con los demás. Si nos comparamos constantemente con otros, nos veremos en la necesidad de decir tengo “mucho” o “poco” porque es en relación a los demás.

Si digo que tengo mucho, quiere decir que me comparo con alguien que tiene menos, y viceversa; si digo que alguien tiene poco, es en comparación a alguien que tiene mucho-

Sin embargo, quien lo tiene todo, no tiene la necesidad de compararse con los demás, así ocurre en la parashá de esta semana, Vaishlaj.

En el tenso encuentro entre los hermanos, Yaakov le ofrece a su hermano Esav una serie de regalos, a lo que Esav contesta:

“Dijo Esav: Tengo mucho, hermano mío, sea para tí lo que es tuyo” (Bereshit / Génesis 33:9)

Le dice Esav a Yaakov que ya tiene mucho, que no necesita de esos regalos. El rechazo por parte del hermano cazador, surge desde el pensamiento en el que Yaakov en realidad no le puede dar más de lo que él ya tiene.

Casi inmediatamente después, Yaakov le insiste y le pide que por favor acepte lo que trae:

“Dijo Yaakov: No, por favor. Si ahora he hallado gracia en tus ojos, habrás de tomar mi presente de mi mano, ya que he visto tu rostro, como ver la faz de Elohim, mas tú me has favorecido. Toma ahora mi presente que ha sido traído ante tí, pues Elohim me ha agraciado, ya que tengo todo. Elle instó y lo tomó” (ibid. 10-11).

Esav dice: Tengo mucho.

Yaakov dice: Tengo todo.

Yaakov le dice a su hermano, que incluso dándole varias ofrendas y regalos, aun así seguirá teniendo todo lo que necesita, y no le hará falta nada, así es como lo interpreta RaSHI en este pasuk (versículo): “Tenía todas sus necesidades cubiertas, sin embargo Esav habló desde el orgullo diciendo “tengo mucho” mucho más de lo que necesito”.

Cuando lo tenemos todo, la riqueza, la felicidad, no lo vemos en base a lo que tienen los demás, sino que depende de nosotros. Es ser “feliz con lo que nos toca” (Avot 4:1). Además, esa sensación de plenitud nunca será cuantitativa ni podrá medirse en cuánto dinero, cuántos amigos o cuánto tenemos, sino mirando hacia nuestra vida y a la realidad. Es así que Yaakov se transforma en un excelente ejemplo ofreciéndole a Esav parte de lo que tiene, sabiendo que incluso quedándose con “menos” lo seguirá teniendo todo.

La Torá en si misma reconoce este hecho algunos versículos después cuando sigue relatando la historia de Yaakov:

“Llegó Yaakov en paz / íntegro a la ciudad de Shejem – sita en la tierra de Kenaán – cuando venía de Paddán-Aram y acampó frente a la ciudad” (Bereshit / Génesis 33:18)

La Torá dice que llegó íntegro, completo, no le faltaba nada, y el Talmud (Shabbat 33b) así lo reafirma: Íntegro (shalem) en su cuerpo, al haberse recuperado de sus heridas. Íntegro, completo en sus bienes que no le faltaba nada, incluso después de lo ofrecido. Íntegro en su Torá, puesto que no había olvidado nada mientras moraba con Laván.

La perspectiva de tenerlo todo, no es sólo económica, es espiritual, es del alma. Puedo estudiar mucho, incluso toda la Torá y enseñarla a los demás, transmitirla, y aun así no faltará en mi nada de lo que estudié. Así es la sensación de “tenerlo todo”.

La historia de Yaakov y Esav nos invita a re-evaluar nuestra relación con los demás, con lo que tenemos y con lo que no. Es una incentivo a mirar hacia nuestro interior y caminar por el mundo bajo el paradigma de “lo tengo todo”, porque de andar por el mundo diciendo “tengo mucho”, querremos siempre tener más, y creeremos que nos falta otro poco, para terminar teniendo mucho. Empero, quien todo lo tiene y de pronto se le sumó algo más, algo nuevo, lo recibe con gratitud; y también aceptará con gratitud, si es que algo se le quita, pues lo seguirá teniendo todo.

 

Shabbat Shalom.