Por David Arias Weil, Rabino y Vicepresidente II de la CCHIL

Así reza el dicho popular, uno no puede quedar bien con Dios y con el diablo. Pero convengamos en que la figura del diablo es, por decir lo menos, cuestionable. El problema se hace más grave cuando hay quienes pretenden quedar mejor con Dios que con los humanos. Algo que la Parashá de esta semana, Matot, considera como incorrecto.

Es conocido el episodio en el que las tribus de Gad y Reuven le piden a Moshé quedarse del otro lado del río Jordán y evitar así ir a la conquista de la tierra de Israel, haciendo alarde de sus posesiones que al parecer eran de gran envergadura. Moshé los reprende con firmeza haciéndoles entender que no sería correcto que sus hermanos fueran a la guerra mientras ellos se sientan a esperar de brazos cruzados, y los invita a participar activamente del proceso. Ambas tribus acceden ante la exigencia de Moshé, a lo cual, el propio profeta les agrega:

“Les dijo a ellos Moshé: “Si vais a hacer esta cosa: si os vais a armar -ante Adonai- para la guerra. Y van a pasar todos vuestros hombres armados, el Jordán, ante Adonai, hasta desterrar El Sus adversarios, de ante Él. Y será conquistada la tierra ante Adonai y después regresaréis, y quedaréis absueltos ante Adonai y ante Israel; y será esta comarca para vosotros, por posesión, ante Adonai” (Bemidbar / Números 32:20-22).

Al cumplir con el mandato y las expectativas divinas, según les dice Moshé, quedarán ABSUELTOS, ante Dios e Israel. Quiere decir, que Dios no dejará caer sobre ellos la furia, y sus demás hermanos de la casa de Israel no guardarán rencor con ellos por haberse apartado de la conquista de la tierra. El término absueltos, en hebreo de la Torá figura como “Nekiim”, נקיים, literalmente limpios. Pero, más allá del vocablo, si ya quedaron bien “ante Dios”, ¿Por qué deberían quedar absueltos también ante los demás seres humanos? El pasuk (versículo) menciona a Dios y a Israel, como las dos entidades ante las que deberían quedar absueltos o limpios. Si Dios es realmente todopoderoso, misericordioso y conoce todos nuestros actos, sería suficiente quedar bien ante él, sin ninguna necesidad de quedar “absueltos” ante los demás seres humanos. El Talmud Yerushalmi (Shekalim 3:2) nos enseña que no tenemos que “Quedar bien con Dios y con el humano”:

<<Dijo Rabi Shemuel Bar Najmani en nombre de Rabi Yojanan. Tanto en la Torá, en los Profetas como en los Hagiógrafos-Escrtios (TaNaJ: Torá, Neviim y Ketuvim), encontramos que la persona debe ‘quedar limpia’ ante los demás seres humanos, del mismo modo como ‘queda limpia’ ante Dios. En la Torá, pues está escrito “y quedaréis absueltos ante Adonai y ante Israel”. En los profetas, en donde está escrito: “Dios de los Dioses es Adonai y él Sabe, e Israel él sabrá”. (Josué / Yehoshúa 22:22). Y de los Ketuvim (Hagiógrafos) pues está escrito: “Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres” (Mishlé / Proverbios 3:4)>>

Una y otra vez, o al menos tres veces, en las tres partes del Tanaj se resalta el valor de no sólo quedar bien ante los ojos del creador, sino quedar bien ante los ojos de los demás seres humanos. Quedar bien con Dios y con el humano. No es suficiente ser profundamente observante de la religión, cumplir las mitzvot y ser estricto en el cumplimiento de la ley. Tampoco es ser suficiente con ser respetuoso, buena persona, bien educado. Y es que ambas ideas no se contraponen, no son opuestas, no es “o esto o lo otro”, son ambas cualidades, que de la mano nos harán quedar bien ante los ojos de Dios y de los demás seres humanos.

El Talmud Yerushalmi nos habla del equilibrio entre lo humano y lo divino, no como un equilibrio entre dos polos opuestos, sino un equilibrio interno de fuerzas complementarias, en la que al inclinarnos más por una que por otra, perderemos la perspectiva. El mensaje de Moshé a dos tribus que pretendían apartarse del resto del pueblo, es que si bien han aceptado y se han convencido de que lo correcto es unirse a la fuerza de Am Israel, al momento de hacerlo, lo hacen porque es en parte lo que Dios espera de ellos, pero también porque es lo que sus hermanos esperan de ellos. El cumplir con la voluntad humana, es en parte, cumplir con la voluntad Divina.

Shabbat Shalom