Por Hernán López, Miembro de Kibbutz Gezer y Director Ejecutivo de CCHIL

Los kibbutzim son las comunidades más famosas y al mismo tiempo menos conocidas de Israel. Los
amantes de la vida colectiva los ven como un referente a imitar y los enemigos de ella como un objetivo
a destruir.
Vivo en el Kibbutz Gezer desde 1998, llegué cuando aún era aún un kibbutz tradicional y fui aceptado
como miembro formal de él en el año 2000, justo el año de las transformaciones drásticas de la
estructura organizacional que lo hicieron pasar al moderno modelo del Kibbutz Renovado.
En el nuevo modelo se dividen las áreas colectivas y privadas y el miembro está obligado a pagar
impuestos que sostienen parte de la vida colectiva, pero es libre de decidir sobre su trabajo, su vida
personal, y su patrimonio. Aun cuando se mantiene la posesión colectiva de la tierra, la industria y otras
estructuras significativas de la institución. Muchas veces los nuevos inmigrantes en particular me
preguntan cómo se puede entrar a un kibbutz.
Existe un mito de que las comunidades socialistas recibirán a todos sin distinción. Lamentablemente eso
no es exactamente así hoy por hoy. Las subvenciones que por años los kibbutzim recibieron, cuando
cumplían roles de seguridad y de absorción de inmigrantes, han disminuido drásticamente. Hoy día un
kibbutz tiene que mantenerse a sí mismo, luego aceptar nuevos miembros ya no es sólo un tema
ideológico, sino también un tema económico. Por ejemplo, si un kibutz decide aceptar a una persona de
45 años, que nunca impuso en Israel, dado que los kibbutzim tienen un sistema propio de pensiones, lo
que hacen en la práctica es absorber todos los años que esa persona no impuso. Por lo tanto, los
kibbutzim casi no aceptan miembros mayores de 40 años. Lo mismo ocurre con los Olim los kibbutzim
piden que los postulantes tengan más de un año en Israel, o sea, hallan pasado ya una primera etapa de
la absorción, tengan un conocimiento básico del idioma y tengan clara su situación militar. ¿Cómo hace
entonces alguien que quiere vivir en un kibbutz? Pues el Movimiento tiene una oficina de klitá que
organiza toda la oferta de los kibbutzim para nuevos miembros, vas, te inscribes, haces ciertos
exámenes físicos y psicológicos estándard , y postulas a los kibbutzim de acuerdo a los puestos que
maneja la oficina y a tus propios deseos e intereses. Si alguno de los kibbutzim se interesa en tu
postulación te llaman a una entrevista. Si todo sigue bien te invitan por unos días, si todo continua bien
entran en un periodo de candidatura, de un año, por lo general, pasado el cual la asamblea general vota
si te aceptan o no como miembro permanente. La mayoría de los kibbutzim que pasaron al modelo
Renovado exigen además el pago de una cuota de ingreso al patrimonio colectivo que varía en su monto
de kibbutz en kibbutz. Los kibbutzim que aún mantienen el sistema tradicional no exigen pagos
adicionales.
En términos generales diría que no es sencillo hoy entrar a los kibbutzim como miembros, en un Israel
convulsionado por lo social, el nivel de vida de los kibbutzim es un privilegio y son muchas las familias
jóvenes que quieren vivir en los kibbutzim. Esta selectividad que se aplica hoy a traído innumerables
críticas sobre el movimiento. Tanto de socialistas que considera que traicionamos nuestros valores como
de capitalistas que consideran esto como una prueba de nuestro fracaso. Por supuesto ambos slogans
son absurdos. Los kibbutzim siguen siendo el corazón del progresismo israelí, y el movimiento
comunitario más grande y fuerte del mundo, y están muy lejos de haber fracasado. Además , también,
nos hemos transformado, como toda organización, pero eso prueba nuestra capacidad de adaptarnos,
de mejorar el sistema.
Decenas de chilenos viven en los kibbutzim, y aun cuando no hay un kibbutz de chilenos, hay kibbutzim
donde los chilenos ocupamos puestos relevantes. Hay otra opción de conocer los kibutzim y es a través
de programas. Aquí las ofertas son muchísimas, tanto de agencia privadas, como gubernamentales,
como de los mismo kibbutzim.

Existe una Oficina de Voluntarios de los kibbutzim que organiza esto internamente, hay programas de
tres meses con visa de trabajo como voluntario, valida solo en el kibutz, viajes, alojamiento y comida a
cabio de trabajo. Estos voluntariados no solo son para los chicos judíos, sino que están abiertos a
cualquiera. Los chicos judíos no sólo tienen variedad de programas de turismo, pasantía de estudios y
voluntariados varios, sino además pueden optar a becas.
Por último, hay kibbutzim que arriendan casas para vivir, que si bien es cierto no te hace miembro de la
comunidad, te permite, de forma parcial, usar los servicios del kibutz, y vivir, también parcialmente, el
estilo de vida de los kibbutzim. Los kibbutzim si bien no se sostienen hoy sobre el slogan “Lo mío es tuyo
y lo tuyo es mío”, siguen siendo comunidades potentes e interesantes, y por cierto que se desarrollan
con gran éxito que recomiendo conocer a cualquiera que visite Israel.