“Todos los cuervos son negros” es una de las más famosas paradojas de la lógica. ¿Si algo no es negro, no es cuervo? Algo así ocurrió en Santiago de Chile en estos días, para la narrativa antisemita chilena todos los árabes eran anti sionistas hasta que apareció Yosef Hadad, israelí árabe que llegó a negar las acusaciones de apartheid que esgrime la propaganda antisemita criolla.

Invitado por la Federación de Estudiantes y Jóvenes Judíos de Chile Hadad, conocido activista de la convivencia entre los diferentes grupos que conforman la sociedad israelí remeció todas las esferas de la estructura antisemita chilena.

Hadad nació en Haifa y creció en Nazaret y representa a una generación de israelíes árabes que defiende con orgullo su identidad nacional múltiple y potente.

En su primera intervención pública, en una calle santiaguina portando un cartel, escrito en castellano, inglés y árabe, se presentaba e invitaba a cualquiera a explicarle por qué Israel NO es un país apartheid. AL sitió misteriosamente llegaría el mismísimo Pablo Jofré, gurú del fascismo racista proiraní, quien intentó sin éxito amedrentarlo.

Al día siguiente, en una de sus actividades universitarias, activistas del racista movimiento BDS lo increparon violentamente a lo que el israelí respondió con decisión que Palestina debía ser liberada, PERO de Hamas”. La narrativa dominante en Chile no entiende el hecho de que los árabes que viven tanto bajo el gobierno de Hamas, como de la Autoridad Nacional Palestina viven bajo terribles dictaduras, que ejercen la detención, la tortura y la represión masiva de forma sistemática, sin elecciones y sin los mínimos parámetros ciudadanos.

Casi de forma premonitoria, un par de horas después, un sitio web árabe vinculado a Hamas publicaría fotografías de lo ocurrido en Santiago alabando los ataques al israelí. Parece ser que los aparatos del extremismo racista de las dictaduras islamistas están bien coordinados.

Aun así, la agenda de Hadad en Chile quebró dos cosas, una el monólogo en la narrativa antisemita, y otra el mito de que todos los árabes son anti sionistas, y aunque los que apoyan las dictaduras islámicas dirán que Yosef no es árabe, la verdad es que un millón seiscientos mil israelíes árabes comparten algo con Yosef, la voluntad de convivencia, y la verdad puede esconderse de la gente, pero cuando se te para frente a los ojos no verla no es un acto de miopía, sino de falsedad.

 

Yosef Hadad representa el Israel de hoy, múltiple, complejo, integrativo. El antisemitismo chileno y su narrativa truculenta se sostienen sobre la ignorancia y el interés de determinados grupos. Grupos que por cierto no buscan la libertad de los árabes del medio oriente, sino en constituirse como grupos de poder incrustados en la sociedad chilena. ¿Y por qué no decirlo? también en el complaciente silencio de muchos supuestos demócratas. Es por eso por lo que la acción de la FEJJ no fue sólo valerosa, sino necesaria. sólo en la medida de que actos de verdad así se repitan y multipliquen se abrirá una nueva puerta para un Chile libre del antisemitismo.

Hernán López