Sivan Gobrin – Vicepresidente de Comunidad Chilena de Israel

El 25 de marzo, cuando medio dormida, medio despierta, confundí la sirena anti misiles con el viento en la mitad de una tormenta, decidí que todo lo que viví ese minuto y medio para sacar a mi familia de la casa y escuchar la explosión a pocos kilómetros, tenía que ponerlo por escrito.

No es la primera vez que me toca escuchar la sirena, pero sí sentir el bum que viene después, y eso además de dejarme tembleque, también despertó en mí la necesidad de decir lo que sentí en ese momento. Cómo se hizo el tiempo infinito y cómo tuve que armarme a mí misma por mis hijos. Meter los sentimientos adentro y ser práctica para actuar. Igual le dije a mi marido “fuimos muy lentos”.

Pero después vino un nuevo día, y tenía que armar la rutina para todos lo más normal posible, que todos vayan a sus respectivos colegios/jardín/sala cuna. Y mi marido y yo a trabajar. Pero es difícil, en el viaje a la oficina uno piensa “¿y qué pasa si suena de nuevo y yo no estoy ahí?” Yo sé que están más que preparados y saben qué hacer. Pero la mamá no está para cantar canciones y dar abrazos.

Después de lo sucedido, mi hijo mayor de 7 años comenzó a hacer muchas preguntas “¿va a pasar de nuevo?” ¿por qué nos atacan?”, “¿quiénes son?” “¿Nos pueden lastimar?”. Yo sólo le dije que no podía saber si iba a pasar de nuevo, pero que él ya sabía lo que tenía que hacer en caso de escuchar la sirena nuevamente.

Decidí investigar, y me encontré con varios reportajes que hablan de cómo lidiar con esta situación frente a los niños. Lo más importante, decían, es ir siempre con la verdad, pero en sus propias palabras. Difícil ¿cómo se lo explico? Nos sentamos con él cuando volvió del colegio y le preguntamos si la Morá había hablado del tema y si los amigos le habían contado qué hicieron. Me quedé tranquila porque la profesora dio pie a que los niños hablen y se descarguen. Yo lo dejé preguntar y hablar, que no se guarde nada, y siempre tratando de ir con la verdad, pero a su nivel.

Me encontré en YouTube con algo muy curioso, un dibujo animado llamado Tili ha Til (Tili el misil), y explica a los niños cómo funciona el Domo de Hierro (kipat barzel). Es increíble como desarrollan herramientas para que a los niños les sea lo menos traumático posible. Otra cosa que se recomienda es mostrarle a los niños, en cada lugar que estén, dónde es el refugio, para que sientan que estén donde estén siempre puedan sentirse seguros. Eso, la sensación de seguridad y de normalidad es lo más importante. Yo he tratado de mantenerla estos días “post”, pero pucha que es difícil.

Que vayan al colegio, que inviten amigos. Igual me voy al trabajo inundada en el sentimiento de culpa que ante cualquier cosa, a pesar de que van a estar seguros, la mamá no va a estar ahí. Pero tengo que mantener la normalidad para mí misma también.

La situación sigue tensa en el sur del país y no se sabe qué va a pasar. Ad portas de las elecciones todos los bandos tratan de acaparar la atención atacando al contrincante. Por mientras, nosotros los civiles, seguimos en nuestra rutina, nuestra normalidad, durmiendo con un ojo abierto.

Publicado en La Palabra Israelita: http://www.lapalabraisraelita.cl/wordpress/los-misiles-y-los-ninos/?fbclid=IwAR2U3WnTADqz1zRDPNhDKMYtyZcBcVK28Egd1AacPoLsrt6Qy7Q9PRbMtv4