El 5 de abril del 2025 se dio una votación en la Cámara de Diputados de Chile que fue inmensamente simbólica, se aprobó. por una considerable mayoría, solicitar al Presidente de la República que “reconozca a Hezbollah como organización terrorista e impulse y coordine las acciones necesarias para prevenir y contrarrestar cualquier intento de actividad o influencia de Hezbollah en el territorio nacional” .
85 diputados aprobaron , 12 votaron en contra y 22 se abstuvieron.
Hasta aquí todo parece un luminoso gesto democrático , sin embargo, el diablo está en los detalles. Lo aprobado es un Proyecto de Resolución que fue presentado el 18 de noviembre del 2024 . En abril del 2024 la Ministra de Seguridad de la Argentina, Patricia Bullrich, declaró públicamente que Hezbolá actuaba en Chile. Esto generó una aireada reacción del gobierno de Chile que llevó, incluso, a la presentación de públicas excusas por parte de la ministra argentina.
Sin embargo, meses después, un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos confirmaría la presencia de Hezbolá en Chile, y pondría al gobierno y a la Ministra del Interior Tohá en una posición incómoda, por decir lo menos. Es en este contexto que el Proyecto de Resolución es levantado por diputados republicanos. Una muestra de la preocupación por las informaciones que confirmaban la presencia del grupo terrorista en Chile.
El Proyecto de Resolución ,numerado como 1416 ,descansó varios meses en trámite burocrático hasta que resurgió sorpresivamente, y casi sisn contexto inmediato.
Otro elemento que llama la atención es que el Partido Comunista ,en bloque cerrado ,vota en contra, el Frente Amplio ,el partido del presidente, se abstiene y parte del Partido Socialista tambien se abstiene.
¿Cuál es la razón por la cual los partidos de gobiernos se niegan a condenar el terrorismo de Hezbolá? Es una pregunta que queda en el aire sin respuesta clara.
Nos atrevemos a sostener que la narrativa árabe del conflicto árabe-israelí , y la consiguiente demonización de Israel como potencia post colonial, insertó en la izquierda chilena toda, desde el FA hasta el PC, un marcado antisemitismo y una validación explícita del uso de la violencia contra Israel. Sea esta violencia en guerras regulares, sea en terrorismo o sea a través de otras formas de violencia discursiva como el boicot y la demonización.
La mal llamada “resistencia” del pueblo oprimido al opresor lo valida todo, y los movimientos que ejercen la violencia contra Israel son legitimados, no importando para nada que los idearios de Hezbolá se opongan a los de la izquierda chilena, lo único que importa es que luchen por la destrucción de Israel
En Chile existe una ley antiterrorista desde la época de la dictadura, herramientas legales para combatir el terorismo existen, lo que no existe es voluntad política de perseguir el extremismo árabe.
Es cierto que no han ocurrido aún actos de terrorismo como los que sufrió la Argentina, pero esto es así porque el rol de Chile en el esquema del movimiento terrorista árabe es diferente, Chile es un país de lavado de activos, una fuente de recursos para financiar la red de terrorismo internacional.
Esto no quiere decir que las cosas no puedan cambiar rápidamente, de hecho las condiciones están dadas, los intelectuales y activistas de lobby palestino lo dicen sin pelos en la lengua, justifican el 7 de Octubre y ven en él una consecuencia lógica de la “ocupación israeli”.
La barra pro palestina al mismo tiempo que llora por el supuesto genocidio al que Israel los somete, paralelamente alientan al jihad, aún cuando parte importante de ellos ni si quiera son musulmanes.
Se despoja la idea de Jihad de su connotación religiosa y se la hace sinónimo de resistencia y lucha, de pura casta marxista, el Jihad se traduce en códigos izquierdistas y es ejecutado por personas que ya nada tienen de árabes, y que sólo coinciden con ellos en una cosa: el odio a Israel
¿Hay entonces que abrir la champaña por el Proyecto de Resolución? Absolutamente no, es evidente que el antisemita presidente de Chile no sancionará definitivamente a Hezbolá como organizacion terrorista, como tampoco su gobierno moverá un dedo por perseguir a sus operadores en Chile y menos investigará sus capitales y negocios.
Sin embargo, esto no lo explica todo, pues entonces ¿por qué simplemente no votaron todos en bloque en contra del Proyecto? Porque Chile está en medio del concierto de las naciones y hoy el director de orquesta se llama Donald Trump, quien ciertamente no veria con buenos ojos que el partido gobernante en Chile se opusiera a calificar a Hezbolá de terrorista.
Entonces pues, se dio la solución a la chilena, una parte de los partidos de gobierno vota en contra , otra se abstiene y todos felices, la oposición antiterrorista gana una moción que no va para ningún lado ,porque el presidente no la va a adelantar.
Hezbolá en Chile es una realidad como Hamás en Chile lo es o Al Fatah en Chile lo es también, ya hace mucho que la violencia árabe está legitimada como arma política, la pregunta es si Chile tendrá , o no, la valentía de detener este proceso ahora que puede. O lisa y llanamente se volverá en un nuevo paraíso para el terrorismo antisemita.
Hernán López y Walter Ben Artzi
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