Hernán López – Director Ejecutivo de CCHIL
28 gigantografías por todo Santiago, dos mociones parlamentarias masivamente apoyadas por los diputados, inserciones pagadas en varios medios, campañas, ruido y más ruido. Pareciera ser que Chile es un campo de batalla, pero la verdad es que no, la batalla real la perdieron hace mucho tiempo y estas campañas no son para liberar a Palestina, sino para consolidar el poder de ciertos palestinos en la sociedad chilena.
Si uno mira las inversiones de la Fundación Belén 2000 en Palestina y las contrasta con lo que gastan en mantener esta batalla mediática, que es básicamente un monólogo, es absolutamente evidente que el interés no es liberar Palestina ,sino conquistar Chile. Así lo hicieron en Jordania, en el Líbano, y en otros países donde se establecieron cantidades relevantes de palestinos, hasta que los gobiernos locales se cansaron de ellos y sin mucha solidaridad musulmana los expulsaron por la fuerza.
Chile aún no es territorio dominado por facciones militares, mal que mal los cristianos que llegaron a Chile lo hicieron huyendo del servicio militar obligatorio que los otomanos les imponían en un ejército musulmán. Sin embargo sus nietos tienen una curiosa simpatía por los que humillaron a sus abuelos.
Gaza está en su crisis económica terminal, cero industria, cero agricultura, sólo una penosa historia de ayuda humanitaria e inconfesable asistencia militar, por otro lado la Autonomía Palestina carcomida por una dictadura sin fin , de un partido único y de sus clanes, aunque se ve un poco mejor, aun no es lo suficiente para convencer al pueblo palestino que sus líderes tienen alguna idea de para donde van.
La verdad es que los palestinos están agotados de sus líderes y del conflicto sin fin con Israel, en una medida similar a la de los israelíes con sus propios líderes. Pero la diferencia en los standares de vida lo es todo. Un millón seiscientos mil palestinos israelíes viven en standares del primer mundo, mientras sus familiares , apenas a unos kilómetros viven en los del tercer mundo. Los palestinos quieren vivir como sus primos israelíes.
Derechos sociales, derechos políticos, igualdad de mujeres y homosexuales, etc. Nada que realmente exista en los países árabes donde deambulan millones de sus familiares.
Esa es la derrota final de la causa palestina, cuando asumen que el modelo de vida del “enemigo” es mejor que el tuyo. y en un acto de surrealismo extremo cuando la derecha israelí plantea la anexión de bastas zonas palestinas, curiosamente no hay la reacción que uno podría esperar, sino más bien una cierta aceptación en tanto se entregue igualdad de condiciones.
Obviamente eso a la Federación Palestina de Chile le importa una mandarina, porque la guerra de ellos, su cruzada contra la pequeña Comunidad Judía de Chile la van ganando, o al menos eso es lo que ellos creen.
Chile no es una prioridad para la diplomacia israelí, pero eso puede cambiar, y cuando los chilenos de la calle vean que Israel tiene mucho más que ofrecer como amigo que como enemigo , otro gallo va a cantar.
Por ahora los Brito Hasbún se pasean con la cresta parada al lado de sus nuevos amigos antisemitas de derecha e izquierda. Pero no se equivoquen, la batalla la perdieron cuando decidieron hacer la guerra a Israel, la perdieron una y otra vez. Porque la única opción que liberará realmente Palestina es la paz. y la única opción que liberará a Chile de esta lacra de continua hostilidad es cuando Chile decida que ya es suficiente y que en Chile TODOS sus ciudadanos tienen derecho a vivir en paz y seguridad y que la incitación al odio debe parar.
Más temprano que tarde se abrirán las alamedas donde puedan pasar los chilenos de diferentes credos e ideas sin miedo a ser discriminados o agredidos. Los discursos de odio que envenenaron la vida de los chilenos durante tanto tiempo, no pueden ser reeditados disfrazándolos con una kefiá.
Dijo el gran poeta árabe M. Darwish “Nuestra Patria resplandece a lo lejos e ilumina su entorno…”
Así es mi Chile, luminoso, liberenlo de los discursos de odio y dejen que siga siendo el refugio que cobijó a palestinos y judíos, y a tantos otros de otras latitudes.
La única victoria real, la única liberación es la paz y el respeto, el resto son sólo derrotas.
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