Por David Arias Weil – Rabino y Vicepresidente II de CCHIL
En un famoso discurso que dio hace algunos años, el presidente de Israel Reuven Ruvi Rivlin, se refirió a la sociedad Israel da manera tal que la dividía en 4 grandes tribus: Religiosos-Nacionalistas, Árabes, Jaredim (ultra-ortodoxos) y Seculares. Somos tribus, pero somos una sola sociedad, los esfuerzos que se realizan para unir las distintas tribus son constantes y son necesarias cada una de ellas para el funcionamiento y para la prosperidad del país.
Hay un conocida tradición Rabínica (Vaikra Rabba, 30:12) que dice que cada uno de las 4 especies de Sucot tiene un simbolismo particular:
– El Etrog, el cítrico, al tener olor y sabor, representa a aquellos judíos que llevan consigo la Torá y hacen buenas acciones.
– El Lulav, la hoja de palmera, representa a aquellos que tienen Torá, pero que no poseen buenas acciones. La Torá es asignada al sabor.
– El Mirto, el Hadas, posee olor, pero no sabor, por lo que representa a quienes no tienen Torá, el conocimiento, pero son acreedores de buenas acciones.
– Y finalmente el sauce, la Aravá representando a aquellos que no tienen ni lo uno ni lo otro.
No podríamos cumplir con la Mitzvá de Sucot, de no ser por la unión de cada una de las especies. No el Etrog solo, ni la Aravá sola. Podemos cumplir con lo que está escrito en la medida en la que hagamos el esfuerzo de permanecer unidos y movernos juntos en todas direcciones.
Jag Sameaj!
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