La dictadura palestina esconde varios secretos oscuros, secretos que podrían complicar su relación con los defensores de los derechos humanos, o quizás, no. Porque el mundillo pro palestino chileno peca de una miopía selectiva. Así como no ve los crímenes de Maduro, de Ortega o de Díaz-Canel. Asimismo, con la misma ceguera, insiste en no ver los crímenes de la dictadura palestina.
La Autoridad Nacional Palestina, desde su creación misma en 1994, detiene, tortura y reprime masivamente, varios informes del Human Rights Watch así lo evidencian.
Pero respecto a las violaciones cometidas por Hamás contra su población, desde el 2007 en adelante, sabíamos sólo aquellas que el mismo Hamás permitía ver, aquello que a nuestros ojos es aberrante y en los de ellos es un mandato divino o un imperativo de resistencia al sionismo.
Los maltratos a la población LGTB o el uso de niños y población civil en su estrategia militar, eran algo que esgrimían con orgullo, indiferentes al escrutinio occidental.
Pero las torturas a su gente eran un aspecto particular del horror de Hamas que habían logrado cubrir con un manto de censura.
El 2014, Amnistía Internacional dedicó un informe de 44 páginas a detallas las atrocidades de Hamás contra su pueblo, un reporte tan lapidario que el mismísimo, Saeb Erekat, Canciller palestino en esos años, tuvo que reconocer públicamente en la inmisericorde entrevista a que lo sometió Tim Sebastian en el programa Conflict Zone hace 6 años atrás.
Sin embargo, en marzo de este año las FDI encontraron en computadores de Hamas, en sus cuarteles subterráneos en la zona de Jebalia, miles de horas de grabaciones de un tal Puesto 17 de la policía secreta de Hamas, en que se muestra descarnadamente toda la brutalidad del aparato represivo de Hamas. Las imágenes muestras la actividad de dicho puesto entre el 2018 y el 2020
Sinwar, el eliminado líder del grupo terrorista, estaba obsesionado con encontrar colaboradores con el sionismo, retuvo a miles contra su voluntad, algunos detenidos recibieron descargas eléctricas, otros simplemente fueron encadenados hasta morir, y ni si quiera dejaron a sus familias que les enterraran.
Hamza Hawaidi , de 27 años , dijo al Mail on Sunday que fue arrestado en Gaza después de participar en potestas contra el régimen “Te torturan hasta que te derrumbas y dices lo que quieren. Escuché gritos de manifestantes en la habitación del lado”
Hawaidi, un contador que luego escapó de Gaza, estimó que fue retenido en el área del oeste de Jabalia, pero no está claro si aparece en los videos mencionados con anterioridad.
Dijo que uno de los hombres había estado detenido tres años y torturado tres veces por semana. “Le metieron objetos en el cuerpo. A otro hombre le aplicaron descargas eléctricas durante dos años, hasta que descubrieron que era inocente, lo primero que hizo después fue dispararle al oficial de Hamás que lo denunció, su tío”
“Nunca conseguirás un abogado y tu familia no tiene idea de lo que te pasó” “Tuve suerte porque mi familia pagó un precio por mí, logré salir hacia Europa ,a través de Egipto, en septiembre del año pasado, y me costó una fortuna. A mi familia le dijeron que, si regresaba, sería un muerto viviente. Es simplemente imposible saber quién es un informante de Hamás y quién no”.
Luego agregó: “Mi amigo tuvo que divorciarse de su esposa porque lo atraparon por algo. Cada vez hay más odio hacia Hamás, especialmente después de la guerra, pero como Hamás controla los medios de comunicación y la gente tiene miedo no se entera”.
“La gente fuera de Gaza llama a Hamás luchadores por la libertad cuando asesinan a palestinos inocentes por nada. Hamás tiene como rehenes a los residentes de Gaza. “
Pero ¿Por qué entonces, en Chile las organizaciones de derechos humanos, los partidos políticos y el mismísimo gobierno hacen la vista gorda a todo esto? Pues porque su visión de los derechos humanos está ideologizada.
Ven a Israel como la fuerza ocupante que opime a los locales y les priva de sus derechos elementales, entonces cualquier cosa que hagan los oprimidos para rebelarse o resistir la dominación queda automáticamente justificada, aunque estemos hablando de masacrar una fiesta de jóvenes, secuestrar familias de sus casas, o asesinar niños en sus guarderías, todo vale.
La dictadura palestina es una máquina del horror, y lo fue desde su inicio, y cerrar los ojos a eso es la receta perfecta para eternizar el sufrimiento del pueblo palestino, y del conflicto en el medio oriente. Entonces pues la invitación es hacer un gesto de autocrítica y llamar a la opinión pública chilena a mirar las cosas con detención, con total honestidad. Plagiar la realidad no sólo nunca hará libre a Palestina, sino que el drama del medio oriente nunca tendrá un fin.
Cuando palestinos cuelgan de los pies a otros palestinos y los golpean y electrocutan brutalmente, el relato oficial palestino se hace trizas, y si el presidente Boric y los buenistas chilenos quieren aportar a la universalización de ciertos mínimos civilizatorios, harían muy bien en mirar con atención las imágenes que las FDI encontró en los computadores de Hamás porque hablan por sí mismas.
Hernán López
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