Despertar un día con la emoción de tener de vuelta en nuestras vidas a nuestra perra Malka. Hoy llegó en la mañana con una zapatilla de levantarse en el hocico, un clásico de lo que era nuestra vida en Chile. Y sentí una emoción mezclada con nostalgia por ese pasado, que fue durante tantos años simplemente mi vida, la que casi siempre llevé.
Un día desperté acá en Israel con nuevas vistas, nuevos olores y clima, nuevos desafíos en un país en el que escasamente lograba expresar una frase de corrido.

Poco a poco los meses corrieron, rostros y sonrisas nuevas. Un Israel que no es el mismo que me contaron en el colegio. Un país y un pueblo tanto más interesante que el que me pintaron. La emoción , las pérdidas, la solidaridad y los dolores que nos golpean cada dia. Gente linda, con la que es tan difícil de relacionarse a veces. Sin embargo compartimos deseos, penas y alegrías.

Las preocupaciones de la guerra, de nuestros secuestrados que no logramos traer, de los soldados que caen cada día, sin duda los problemas políticos y del futuro incierto, en un país en el que tantos esperamos que se resuelva a favor de la diversidad y la predominancia de un Israel liberal y más igualitario. De la solución casi utópica por conseguir la paz con los palestinos y poder terminar con tanta muerte y miseria.

La impotencia de cada día, la contradicción entre la vida que sigue y la guerra que se está llevando a nuestra juventud. La injusticia de los padres que pierden a sus hij@s valientes, que arriesgan sus vidas por nosotros.
Tanto post trauma y rehabilitación, una tarea titánica por delante.

Con esos dolores y también con alegrías comienzo mis días. Con un nuevo corazoncito que nos acompaña. Una perrita nueva que me gime en en el oído en las mañanas y que se pasea con la Luna, nuestra compañera israelí que ha hecho de nuestra Aliah (la decisión de vivir en esta tierra) , una experiencia tanto más placentera.

Ambas dan vueltas por la casa regalándonos su inocencia y dulzura con cada paso, con cada travesura.

Pamela Werbin