Por Gabriel Colodro, Presidente CCHIL
El BDS ha penetrado en Chile con fuerza, y lamentablemente, las lecturas de nuestros pares no han sabido dimensionar la gravedad real del tema.
El movimiento antisemita es muy visible en los campus universitarios chilenos, desde la demanda de los grupos con base universitaria en Chile que propulsan medidas enfocadas básicamente en el “Boicot”. Pero no debemos olvidar que la sigla contempla 3 aristas. B.D.S. Boicot, desinversiones y sanciones. El movimiento es propulsado principalmente por la Federación Palestina de Chile, agrupación reconocida por su extremismo y abuso de la propaganda antisemita, cuyos directores defienden a organismos terroristas como Hamas, su vocero habla sobre la destrucción de Israel como fin en programas radiales y utilizan instituciones ligadas a su ideología odiosa para llevar a cabo la estrategia.
En Chile vemos la primera letra de la sigla a través del boicot académico, ya que es virtualmente
imposible boicotear a Israel en todos los campos. (Incluso la misma Federación Palestina utiliza
tecnología israelí en su página web, basada en código PHP, creado por 2 programadores israelíes en el Technion de Haifa). El boicot académico es la punta del iceberg, es lo que quieren que veamos como medio de ataque a Israel en una yihad palestino-chilena (inconsecuentemente de mayoría cristiana).
El verdadero ataque de la Federación Palestina es mediante la última letra de la sigla BDS, las
sanciones. Buscan sanciones desde Chile hacia Israel y hacia todo ciudadano israelí, no les basta con apoyar los cientos de atentados contra la vida de 10.000 chilenos en Israel, ni con callar y continuar apoyando a Hamas cuando una chilena es víctima de un atentado suicida reivindicado por el movimiento terrorista cercano a sus ideas, quieren atacar a Israel e intentan utilizar a Chile como medio.
Hace menos de un año intentaron utilizar al poder judicial chileno para demandar a tres jueces israelíes por la construcción del muro (valla de seguridad) que divide Israel de Cisjordania, acusando que; “perjudica la propiedad de una palestina con pasaporte chileno” y la agravan acusando “crimen de lesa humanidad”. Recibieron el apoyo de Diputados, que obviando el nulo interés de Chile en la materia, dejaron de lado sus comunas representadas para respaldar una medida inconstitucional en Chile. Afortunadamente, el sistema judicial chileno es muy consecuente en estas materias, la querella fue rechazada, también la apelación impuesta posteriormente y finalmente lapidada por la Corte Suprema.
(La población chilena en Palestina es muy escasa, muchos de ellos no hablan español, solo poseen el pasaporte por ser tercera generación y su lucha es conseguirlo para la cuarta generación, sin conexión directa, cultural o política con Chile. Esto se evidencia en que no votarán en las próximas elecciones, pudiendo hacerlo, simplemente no está en el interés de la gente).
Las deportaciones de los activistas BDS de los amigos chilenos de Hamas, han servido de excusa para intensificar la presión que ejerce la agrupación extremista chilena en las esferas políticas, al fallar rotundamente con el poder judicial chileno, optaron por enfocarse en el poder ejecutivo y legislativo. Las demandas de la Federación y sus secuaces, utilizando a Diputados y Senadores para impulsar un discurso que roza la inconstitucionalidad para “castigar” a Israel, demandando un llamado a consulta de la Embajadora chilena, para así elevar tensiones diplomáticas entre ambas naciones, ha sido la bandera de lucha, perjudicando directamente a los chilenos locales, en una agenda de odio extremo y externo, que no tiene relación alguna con Chile. La influencia ha llegado a tal punto, que el Congreso de Chile ha sido utilizado de forma penosa para apologías a terroristas confesos, juzgados y encarcelados, asesinos a sangre fría e ideólogos del terrorismo islámico. Es inaceptable, al menos en el resto del mundo, Chile lamentablemente, ha sido la excepción. Los mismos Diputados y Senadores, han llamado a boicotear un Estado amigo de Chile, a través de un movimiento que es ilegal en Francia, Reino Unido, España, Estados Unidos, etc., de forma completamente impune.
La próxima semana, la cámara baja votará para aprobar o rechazar el acuerdo aduanero entre Chile e Israel, un acuerdo que es fruto del incansable trabajo de ambas cancillerías, y que acercará la posibilidad de un ansiado TLC entre ambas naciones. Como era de esperar, la Federación Palestina ha vuelto a sacar sus garras, a punta de argumentos propios de la “posverdad” (Taqiya en jerga yihadista), amenazando con “debilitar la posición de Chile ante la Haya”, mezclando de forma incomprensible un acuerdo entre Estados con la demanda boliviana. Acusan que el tratado va en contra la diplomacia chilena, a pesar de que el acuerdo está construido por la diplomacia chilena y son ellos quienes intentan boicotear a Chile utilizando un slogan simplista e infantil que canta “No manchemos las manos de nuestro gobierno con sangre palestina”.
Tomemos las cosas en proporciones reales, no minimicemos los ataques, hagamos frente a la mentira y la imposición de agendas de odio. Chile no debe caer en el juego del BDS, que atenta a los principios de amistad de los Estados y el trabajo de la Cancillería chilena.
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