Por David Arias Weil, Rabino y Vicepresidente II de la CCHIL
Shabbat Shuvá.
La democratización de la Torá.
Estamos por concluir una travesía de 5 libros, en los cuales se nos ha relatado no toda la historia del pueblo de Israel, sino apenas el comienzo de ella. Algunos cientos de años relatados en el génesis con los patriarcas y las matriarcas; luego los largos años de esclavitud en Egipto y posteriormente, durante la mayor parte de la Torá, el viaje de 40 años por el desierto. Hemos aprendido en ocasiones anteriores que el texto, el lenguaje, la semántica y las formas del Sefer Devarim (Deuteronomio) son distintas a las de los 4 libros anteriores. El escritor y pensador Israelí Micah Goodman hace hincapié en este argumento académico y nos enseña que Devarim plantea una revolución religiosa espiritual y política cuyo mensaje sigue vigente hasta el día de hoy.
En los libros anteriores se enfatiza el ritual de los sacrificios, las normas relativas a los sacerdotes y se detalle minuciosamente la construcción del Tabernáculo, sin embargo Devarim plantea (a ojos de Goodman) un mensaje más universal. Si bien Devarim habla de un lugar que será central para que “Dios haga morar allí su nombre” (Devarim / Deuteronomio 12:5) también se permite hacer ofrendas en otros lugares. Más allá de eso, el propio Moshé al repasar la historia en su gran discurso comienza a apartarse y se saca a si mismo del relato más de una vez.
Todo esto abre paso a una democratización del mensaje de la Torá. No es necesario un lugar central que unifique el ritual, ni un sólo líder. En la tradición judía hay suficiente espacio para que cada uno sea su propio líder, para que cada persona lidere y guíe su espiritualidad. Así es como lo aprendemos de Parashat Vaielej:
“Al venir todo Israel, a presentarse ante Adonai vuestro Dios, en el lugar que habrá de elegir, Leerás esta Torá ante los oídos de todo Israel”.
(Ibid 31:11)
Si hoy leemos en público de la Torá es en parte no sólo por el mensaje que deja la Torá en Parashat Vaielej, sino además por las gestiones de Ezrá HaSofer (Esdrás) quien hizo práctica y efectiva esta enseñanza:
“Entonces abrió Ezrá el libro [de la Torá] ante los ojos de todo el pueblo, pues estaba de pie ante todos y al abrirlo el pueblo se puso de pie […] Entonces leyeron del libro de la Torá de Elohim, claro y explicado y entendieron su lectura”.
(Nejemiá / Nehemías 8:5,8)
Hoy cuando en miles de lugares alrededor del mundo, las multitudes exigen que se les haga parte de la toma de decisiones, cuando por medio de protestas en las calles la gente exige que se les de a todos la misma educación, es bueno recordar el mensaje expansivo de la Torá, que pide que esta no pertenezca a algunos pocos, sino que sea leída a oídos de todos. Por supuesto que esta lectura no puede ser una mera lectura literal como quien lee un libro, sino como se relata en hacia el final del TaNaJ en Nejemiá, para poder verdaderamente leer hay que ahondar en el mensaje, descifrarlo, decodificarlo, entenderlo, explicarlo de manera tal que se pueda seguir transmitiendo. Transmitir un texto por el solo hecho de transmitirlo, como quien traspasa un objeto de una generación a otra, es algo que no tiene mucho sentido, son apenas letras sobre un pergamino o un papel. Entenderlo y mantenerlo vigente es el verdadero objetivo de la democratización de la Torá. Pero para democratizar ese conocimiento milenario no hacen falta sufragios, elecciones o representantes del pueblo, sino que en cada uno de nosotros radica la tarea de poder darle vida a las letras, frases y palabras que se encuentran plasmadas en la Torá. Hoy son cientos las oportunidades que a través de plataformas digitales y comunitarias dan acceso a los más variados contenidos con diversas visiones y opiniones. La puerta está abierta, ahora nos toca a nosotros entrar.
Shabbat Shalom,
Gmar Jatimá Tova.
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