Por David Arias Weil, Rabino y Vicepresidente II de la CCHIL 

Shabbat Najamu 5781

Basta de culpar a la Torá!

Tanto en Israel en el ámbito político, como en el mundo judío, muchas veces en discusiones acaloradas, o en discusiones sobre los famosos temas valóricos, se saca a relucir que la Torá es… Machista, o feminista, o comunista, o a favor de la propiedad privada o homofóbica o zurda…

En fin, siempre habrá un Pasuk (versículo) que se pueda utilizar para refutar un argumento o para sustentarlo, sea de un lado o del otro.

La Torá no está al servicio de ninguna ideología política, sea esta más conservadora o más liberal, sea más religiosa o más secular. Todo depende de lo que se encuentra en nuestros corazones, somos nosotros quienes le damos una voz diferente a los textos antiguos, no los textos en si mismo. Como un riachuelo que desciende de las altas montañas, en sus primeras curvas, el agua aun congelada, comienza a fluir lentamente mientras se derrite el hielo… así un texto como el hielo, como la nieve, se va deshaciendo y va adquiriendo su propio cause a medida que lo vamos leyendo y dándole entonación.

En la Parashá de esta semana, Vaetjanán, figuran varios textos que utilizamos frecuentemente en nuestras plegarias, como el Shemá Israel, los 10 mandamientos, o el versículo que utilizamos para cuando se levanta el Sefer Torá y se lo muestra al Kahal:

“Esta, pues, es la ley (Torá) que Moshé puso delante de los hijos de Israel”

“Vezot HaTorá asher sam Moshé lifné Bené Israel”

(Devarim / Deuteronomio 4:44)

En hebreo la palabra poner o colocar, como dice la Torá en hebreo, es SAM שם. Que se asemeja en su sonido a la palabra Sam pero escrita con la letra hebrea Samej סם, comúnmente utilizada para describir una especie aromática o incluso con poderes mágicos, como una droga. De allí el término que en el hebreo moderno se usa para decir drogas: סמים Samim.

Un pasaje Talmúdico (Yoma 72b) juega con estas palabras y sus letras para decir que si una persona logra estudiar Torá y cumplirla, la misma será SAM JAIM, la especie que le dará vida; en caso contrario la Torá será SAM MITTÁ, la hierba de la muerte. ¿Es posible que la Torá provoque algo así?

El Gaón Rabi Eliahu de Vilna explica que la Torá es Torá por si misma y dependiendo de lo que haya en el corazón de las personas, es lo que la Torá podrá sacar de ellas. Si tu corazón está lleno de odio, sabrás citar Pesukim (versículos) que justifiquen la matanza de quienes no son como tu, si en tu corazón hay pasión, hay amor, la Torá te ayudará a sacarlo de ti y compartirlo con otros.

El Gaón de Vilna lo explica con un claro ejemplo: La Torá ha sido comparada con el agua de la lluvia. La lluvia en si misma no hace nada, no hace florecer los campos o los árboles, primero tienen que haber semillas. En principio, la lluvia, el rocío, son buenos e incluso necesarios, como la Torá misma, pero eso no significa que siempre van a sacar lo mejor de las personas. El corazón del hombre se asemeja en este caso a un campo sembrado, sacando lo mejor de cada uno de nosotros, siempre dependiendo de lo que se haya sembrado. Si hay semillas de flores, de árboles frutales y de granos, la lluvia los ayudará a florecer… pero si se sembró la mala hierba, las espinas, y la hiedra venenosa, eso es lo que florecerá.

Si en nuestros corazones hay semillas de esperanza y de respeto, la Torá que estudiemos, nos hará crecer en esos atributos y los hará florecer. Si en nuestros corazones hay sólo odio, temor, cobardía o violencia… cuando estudiemos Torá, la utilizaremos para resaltar esas cosas, y eso es lo que florecerá desde nosotros.

Shabbat Shalom