La guerra contra el terrorismo de Hamás tiene diferentes escenarios, y las universidades del mundo son, junto a Rafia, el último reducto de los seguidores de Sinwar. Incluso en Chile, en la mismísima escuela de Derecho de la PUC se encontraron voces entonando su canto de limpieza étnica, “desde el rio al mar”. Sin embargo, ocurrió algo inesperado, una muchacha vestida de celeste y blanco, escoltada por otro valeroso sionista salieron al paso de la turba antisemita, esta es la historia de un gesto heroico

Ale Dukes es una conocida activista judía sionista chilena, en el tramo final de sus estudios de leyes,  y Cristián Soublette es un estudiante de derecho y ciencias políticas. Ambos comparten amistad y su amor por Israel, lo que no sabían y descubrirían ayer, es que además comparten una lealtad y un valor extraordinario.

Ya hace semanas los líderes palestinos chilenos trataban, sin resultados claros, de levantar una versión chilena del movimiento antiisraelí que enferma a muchas universidades por el mundo, pero la verdad es que nada pasaba. Chile parecía tener cosas mas importantes que hacer que defender a un grupo de terroristas y asesinos islámicos.

Sin embargo, uniendo fuerzas, TODAS sus organizaciones levantaron una primera manifestación, lo anunciaron una y otra vez, como una amenaza cautelada, le antecedió una velada acusación a los jóvenes judíos chilenos de ser parte del ataque sionista, ese doble estándar tan árabe de aferrarse a los derechos humanos para escudarse ellos mismos, y al mismo tiempo transgredirlos cuando se trata de atacar a Israel.

Ale lo anunció en sus redes, y aclaró ,una y otra vez ,que no representaba a ninguna institución judía, sólo se representaba a si misma y que iría a su universidad ese día y no dejaría que nadie le quitara ese derecho. Lo otro que no sabía Ale es que se equivocaba y que esa mañana si representaría a alguien a los israelíes, a los secuestrados, a los asesinados, a las mujeres violadas, a los soldados en el campo de batalla.

En la mañana decidió a ultimo minuto invitar a Cristián, porque si algo pasaba, necesitaba que alguien estuviera ahí. Y Cristián no lo pensó dos veces y fue.

El resto es historia, llegaron y confrontaron a la turba árabe, la cuestionaros, fueron amenazados, insultados, vilipendiados. Pero un espíritu potente movía sus voces y sus cuerpos.

Los que conocemos la dinámica de la manifestación sabemos que hay en ella una poética propia, es la metáfora del cambio, donde todo en ese minuto está en juego. De repente no estaban solo ahí por la manifestación, sino que estaban por mucho más que eso

Así lo intuyó un testigo del hecho, fue el momento en que se acercó a ellos un carabinero quien ,con la gentileza del que sabe cual es el lado correcto de la historia ,le ofreció protección a Ale, esta la agradeció y le dijo que le avisaba si sentía que era necesario.

Llegó la prensa, entrevistas, mucha, mucha adrenalina y la vuelta a casa, con la satisfacción de haber sido coherentes consigo mismo, de no haber renunciado al espacio democrático que es la escuela de derecho de la PUC, de haber planteado sus verdades, de haber defendido a Israel, de haber reivindicado a nuestros secuestrados y a nuestros soldados.

Hay ese tufillo de antisemitismo antiguo en los árabes chilenos, hoy el mundo sufre una situación en muchos sentidos es parecida a la de los años 30, una ola de odio racista, de supuesta superioridad de unos sobre otros, pero hay una diferencia, hoy hay Israel, y hay Tzahal y hay sionistas como Ale y Cristián que no tienen miedo y no tienen que pedirle permiso a nadie para existir y para defenderse.

Podemos estar o no de acuerdo con la estrategia de Ale Dukes pero ayer TODOS quedamos con una deuda con ella y Carlos, porque nadie más estuvo ahí solo ellos. Y por eso merecen nuestro RESPETO y nuestro agradecimiento.

No basta con decir “Nunca mas”, o “We remember”, o ponerse la bandera en el festival macabeo para ser sionista, se necesita más, especialmente ahora. Hoy refundamos Israel, porque el riesgo existencial es el mismo, hoy cada batalla vale la pena ser peleada. Hoy peleamos por nuestra patria y por nuestro derecho a existir.

Las guerras no se ganan tirando flores, la gente muere, a ambos lados, hay destrucción y horror, pero nosotros no empezamos esto, pero si hay algo seguro es que nosotros le daremos un final.

Mis hijos están hoy en sus puestos en Gaza y en Judea y Samaria defendiendo a Israel, Ale y Cristián están donde les ha tocado estar para defender a Israel, están donde ellos eligieron estar. Esos son nuestros jóvenes, nuestros jóvenes no se esconden, nuestros jóvenes defienden a Israel porque eso es lo que hay que hacer.

Gracias muchachos, son un orgullo y tienen todo mi RESPETO y APOYO.

Hernán López