1987. Decenas de jóvenes son reprimidos por protestar contra la realización del Festival de Viña del Mar, años de férreas manifestaciones sociales tienen a la dictadura en su momento más débil y el régimen quiere dar la sensación de que las cosas han mejorado, para ello, la Inauguración del certamen es clave, un palco poblado de figuras del régimen y en una quinta repleta de efectivos de seguridad, de pronto un grupo de bailarines de la comunidad palestina de Chile se presenta con un toque exótico y alegre, entre sus bailarines, Óscar Daniel Jadue Jadue, hoy por hoy comunista y candidato a la presidencia.
Ese año, Mario Mejías, poblador cristiano, dirigiría sus palabras al Papa Juan Pablo ll y frente a millones de espectadores diría: “Agradecemos su visita a Chile en este momento tan difícil, creemos que usted tendrá un mensaje para que los poderosos dejen el orgullo y el egoísmo y dejen de matarnos en las poblaciones y nos traten como hermanos de verdad”. Un mes después sería secuestrado por agentes del estado, golpeado y torturado.
Ese mismo año, Daniel Jadue decide abandonar su vocación católica, que lo había llevado a las puertas del sacerdocio y se postula como presidente de una organización pequeña conocida con el rimbombante nombre de Unión General de Estudiantes Palestinos. Ahí pasó los últimos años de la dictadura, cuando Chile vivió sus momentos claves en la historia, los ojos de Daniel Jadue estaban lejos de los chilenos, estaban en la Primera Intifada que dejó 175 civiles israelíes muertos en ataques terroristas. Terminado su periodo en la UGEP pasaría a convertirse en una activista regional de la OLP en Sudamérica. La constante en el activismo del hoy alcalde con aspiraciones presidenciales, es el radicalismo en el cual desempeñó cada actividad.
Así, ajeno a las vicisitudes del pueblo chileno, se enroló en una cruzada de violencia contra Israel, que sólo se calmaría con la llegada de la Conferencia de Madrid en 1991 y la firma de los tratados de Oslo en 1993.
Sin embargo, cuando se abría la esperanza de la paz, Jadue saca un extenso artículo en el diario El Siglo oponiéndose a la paz, y así al oficialismo palestino, una vez más bajo el umbral del radicalismo. Ese año también dejaría la OLP para empezar su carrera política en el Partido Comunista de Chile desde la comodidad de la recién llegada democracia.
En su currículum se dice que Jadue habría escalado a la candidatura de la FECh en 1996, pero la verdad es que fue Rodrigo Roco el candidato de las Juventudes Comunistas quien, además, ganó no una vez, sino dos veces.
Así, la carrera política de Jadue, de larga permanencia en la Universidad de Chile, primero como estudiante de arquitectura y luego de sociología, se vio más que nada impulsada por el nexo que empezó a generar entre los intereses de la causa Palestina y el partido comunista.
Es ahí cuando ve la oportunidad, en el 2001, de lanzar su primera candidatura como diputado donde lograría apenas un 6,5% de los votos. Lo intentaría de nuevo el 2005 con un resultado igualmente malo apenas un 6,1%.
De forma paralela, crea la empresa “PAC consultores” que se vería beneficiada por importantes proyectos de tipo estatal. Así mostraría gran habilidad para combinar sus redes de contactos políticos y su negocio.
Cuando entiende que sus aspiraciones de grandeza no van por el Parlamento, trata las municipales y en el 2008, intenta por Recoleta, por primera vez, donde logra resultados algo mejores con un 16% de las preferencias del electorado.
A esas alturas, su trabajo interno en el PC fusionando la causa palestina al programa comunista ya está avanzado y las manifestaciones conjuntas y confusas y radicales lo materializan públicamente.
Igualando al sionismo como una forma de imperialismo o neo colonialismo, en 2005 integra la estrategia palestina internacional para el Boicot, desinversiones y sanciones exclusivamente contra Israel (BDS), al discurso de sus correligionarios, se empieza a escuchar entonces la idea de apartheid y racismo vinculada a Israel.
Un Partido comunista donde ya no había líderes comunistas históricos de origen judío, con una concepción imperialista del sionismo, era terreno llano para potenciar este discurso. Jadue vio la oportunidad y la usó.
En el 2012 logra hacerse de su feudo en Recoleta y profundiza la estructura palestina-comunista eligiendo funcionarios municipales de una u otra orgánica, además logra hacer del lobby palestino en el congreso una herramienta funcional a la causa de Daniel Jadue, alineando a los políticos de origen árabe, de todas las bancadas, en su proyecto antiisraelí.
Reelecto el 2016 y convertido ya en un líder del PC a nivel nacional, da un salto discursivo y estructura una narrativa antisemita clara.
El discurso antisemita de Jadue se basa en cuatro pilares: la negación del pueblo judío, y de ello su derecho sobre un territorio, la relativización del holocausto judío, la acusación a los judíos de doble lealtad, y el llamado a la destrucción del Estado de Israel.
Su capacidad discursiva de esconder estas ideas en medio de un torrente de datos y medias verdades, ha permeado a la opinión pública toda del ideario antisemita.
De forma paralela, la profunda crisis social y económica de Chile le permite decir cosas que en un contexto diferente serían leídas como actos de intolerancia o falta de democracia.
Sobre el primer pilar antisemita, Jadue, metamorfoseado en un laico, quién rechaza la religión como una ficción, niega en esa misma línea cualquier derecho del pueblo judío sobre la tierra de Israel y niega incluso lo que él llama la existencia de una “civilización israelí”, creando intencionalmente un término confuso y falaz.
Su segundo pilar antisemita, es la relativización de la Shoá, el Holocausto, diciendo que él y los palestinos han sufrido tanto como los judíos durante la segunda guerra mundial, y que el Estado de Israel no aprendió nada de la historia y se comporta como los nazis. Comparaciones obviamente antojadizas y que quieren confundir a la audiencia.
Su tercer pilar, es un clásico del antisemitismo moderno e histórico, acusar a los judíos no israelíes de doble lealtad, diciendo que sirven en el ejército israelí y que funcionan no en los intereses de Chile, sino de un suprapoder judío internacional y sionista
Y el cuarto pilar, es el llamado a la destrucción de Israel como Estado, lo que esconde con singular habilidad, malversando artículos y resoluciones del derecho internacional, exigiendo el regreso de todos los refugiados palestinos (a Israel, no a Palestina), que en su cuenta llegan casi a los 5.5 millones (no nativos con estatus de refugiado heredado) a un Estado de Israel que tiene 9, donde ya 1.6 millones son de origen árabe. Ósea elimina a Israel no planteando la creación de dos Estados para dos pueblos, sino de un solo Estado.
La otra vertiente de este deseo de destrucción de Israel es menos sutil y pasa por la legitimación de la violencia contra el Estado, encubriendo el terrorismo como “resistencia”, o los ataques terroristas a Israel como acciones de legitima reivindicación política o defensa de los palestinos.
Claramente ese bailarín del show oficialista en dictadura ha sabido siempre qué tiene que hacer para ganar el favor del poder de turno, y cómo usar las causas políticas en su escalada personal del poder. Ha sido constante y paciente, si ayer usaba “kéfias árabes” al cuello, hoy usa guayaberas cubanas, si ayer tenía que bailar para el dictador o decir que sería cura, hoy dice que es comunista y pro feminismo. Siempre dirá lo que sea que sea necesario para ganar a la audiencia.
Sus éxitos como alcalde, algunos reales y alguna mera propaganda, no alcanzan para esconder las bases mismas de su relación con el poder, a través de la corrupción y el amiguismo desde posturas radicales.
Vivimos tiempos turbulentos y confusos donde los oportunistas, como Jadue, logran figuración y poder, pero es obligación de todos denunciar el discurso de odio detrás del disfraz. Jadue es símbolo vivo de una problemática social amplia, que se expresa a veces como populismo y a veces como antisemitismo, es la enfermedad de la mala política, y no importa cuántos disfraces use o cuántas piruetas de en el aire Óscar Daniel Jadue Jadue, porque siempre seguirá siendo el bailarín disfrazado buscando aplausos, vengan de donde vengan.
Gabriel Colodro – Presidente de la Comunidad Chilena de Israel.
Hernán López – Director ejecutivo de la Comunidad Chilena de Israel.
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