Durante la guerra fría, la Unión Soviética desarrolló una teoría a través de la cual luchar contra las democracias liberales, la teoría de la subversión. Su objetivo era debilitar las bases del sistema democrático capitalista, esencialmente el vínculo entre el ciudadano y el estado.

En las democracias liberales el ciudadano deposita en el estado su confianza en la administración, por ejemplo de la fuerza, el individuo renuncia a ejercer a modo propio la fuerza en tanto el estado le garantiza su seguridad y se integridad física y patrimonial.

Es ahí donde la teoría de la subversión identifica los puntos de debilidad del sistema democrático y actúa. Un elemento central de esta estrategia fue el terror.

Los secuestros de aviones, por ejemplo, ejecutados por grupos terroristas de ultraizquierda, nacen conceptualmente como ideas del generalato soviético.

Entonces cuando el estado no puede garantizar la seguridad de un ciudadano al subirse a un avión comercial, pierde la confianza de su ciudadanía. Desde ahí, el terror no sólo busca provocar el miedo, sino que busca algo más profundo que es minar el vinculo entre el ciudadano y el estado.

Eso fue lo que pasó el 7 de octubre, cuando un grupo de terroristas, fueran estas milicias de Hamas o no, para los efectos TODOS son terroristas. Matan, violan, torturan , queman y secuestran ciudadanos israelíes. El daño no es solo en vidas humanas o en términos materiales, sino esencialmente en la confianza del ciudadano israelí en su gobierno y en su ejército.

Hace unos días atrás en Chile vimos un hecho inusual, se vandalizó una sinagoga en Santiago, lo inusual no fue el vandalismo en sí, sino el protagonista del vandalismo, el “Movimiento Juvenil Lautaro”.

La prensa judía leyó esto como un acto antisemita, pero fue un poco más que eso. Los panfletos que se encuentran en el lugar reivindican la acción de propaganda en honor a los 41 años del movimiento. Hay pues un intento de ligar la historia del movimiento de extrema izquierda, a la lucha contra el sionismo. Cosa que en estricto rigor no es cierta. El Lautaro fue una guerrilla marxista leninista que aparece en el contexto de la lucha anti dictatorial chilena, no era parte de sus quehaceres originales luchar contra el sionismo.

Hay pues, un intento de hacer una cadena entre las luchas antidictatoriales y la lucha contra el sionismo.

Esta idea no es patrimonio solo de este grupúsculo, sino de diversos sectores de la izquierda, como el Partido Comunista y el mismísimo Frente Amplio.

Cuando la bandera Palestina es ondeada en municipios de Chile o cuando el presidente Boric retira al embajador de Chile en Israel, lo que se hace es dar gestos de hostilidad a Israel, en la falacia de que Chile defiende los valores de los derechos humanos. Una narrativa que desarrolla la izquierda durante el proceso dictatorial chileno.

Boric quiere mostrar que luchar contra el sionismo es una forma de lucha más de la izquierda.

¿Como se conecta esto con la teoría de la subversión?, pues en el proyecto del Frente Amplio y del Partido Comunista, hay muchísimas expresiones de su idea de desarticular el modelo de democracia liberal implementado en Chile durante la dictadura y después de ella, en los gobiernos de la concertación, para ellos todo eso es lo mismo, y ellos vienen a desmantelar este sistema y crear uno nuevo.

En esa línea, ser propalestino tiene todo el sentido del mundo, porque la causa palestina, el anti-sionismo, mina, en su lectura, las bases del orden mundial actual donde USA e Israel jugarían roles centrales.

Luego ser antisionista, es ser rebelde, es resistir, es luchar, etc, etc, etc. Toda una narrativa que se repite como mantra desde el presidente hacia abajo.

Pero entonces, cuál sería la idea, ¿el presidente de Chile y sus aliados quieren subvertir el orden que ellos mismo representan?

Pues sí.

No de una manera abierta e inmediata, como lo planteaban antes de ser gobierno, pero de una forma mas lenta, paso a paso, desde dentro, pero evidentemente, con un mismo objetivo.

Hoy en Chile, tolerar la presencia de banderas de Hamás en Santiago, retirar al embajador de Chile en Israel, omitir cualquier referencia a los muertos y secuestrados chilenos por Hamás, ausentarse del acto de Jánuca en la Moneda, alentar manifestaciones antisraelíes en los municipios y más, son todas formas de subversión.

El ciudadano chileno que ha entregado su seguridad al estado, no puede ya confiar en él, no solo si es judío, sino si es evangélico, o simplemente si tiene una idea positiva de Israel.

El gobierno de Chile y el Movimiento Juvenil Lautaro coinciden en un contenido; son anti-sionistas.

En Israel, el ataque de Hamás produjo un efecto que no esperaban, el ciudadano no perdió totalmente la confianza en el estado, sino que suplió con recursos propios las deficiencia que se dieron, los reservistas dejaron su trabajos y llegaron a sus bases antes de que los llamaran, si faltaba algo lo compraron con los recursos de sus propias empresas, usaron sus contactos, la gente se organiza. Se entendió que el ejercito y el gobierno son de todos y cada uno, y así hemos destruido gran parte de las redes de Hamás.

En Chile, el conflicto es menos dramático y la estrategia menos brutal y evidente, pero se ven ya suficientes elementos para decir que la democracia esta en peligro, y son los propios ciudadanos a través de la organización y el activismo, los que deben protegerla. Todos aquellos que se sienten en peligro, desde los judíos a los evangélicos, la gente de derecha, de centro y de de izquierda que ve que es esta ambigüedad del gobierno respecto a la idea de democracia un peligro. Somos todos los llamados a levantar la voz y hacer, en defensa de la democracia.

Porque no es Israel ni el sionismo un peligro para Chile, al contrario, si lo son los grupos subversivos, los que usan el estado para sus fines particulares, y los que hacen que unos chilenos peleemos contar otros , en vez de hacer todos un esfuerzo de unidad para construir un Chile mejor.

Cuesta ver con claridad las cosas, Boric y su gente han tratado de secuestrar la idea de participación y justicia, pero el pueblo chileno no es tonto y poco a poco toma conciencia de quién es el verdadero peligro para nuestro futuro y el de nuestros hijos.

Hernan López